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La figura del médico ha estado tradicionalmente rodeada de un halo de vocación, entrega y sacrificio. Esa visión idealizada —aunque nacida de una realidad indiscutible— ha servido con frecuencia para justificar condiciones laborales que, en cualquier otro ámbito profesional, serían inaceptables. Bajo el argumento de la dedicación y la responsabilidad moral hacia los pacientes, se ha permitido que el deterioro del sistema sanitario avance durante años sin recibir soluciones estructurales.

Sin embargo, la situación ha llegado a un punto en el que muchos profesionales consideran que hacer huelga no es una elección, sino la única salida posible para defender no solo sus derechos, sino la calidad asistencial que reciben los ciudadanos.

Un conflicto que no nace del salario, sino de la dignidad profesional

Contrario a lo que algunos puedan pensar, la huelga médica no responde a intereses económicos. Los médicos no reclaman privilegios: reclaman condiciones de trabajo que les permitan ejercer su profesión con seguridad, calidad y humanidad.

En este caso concreto, el origen del conflicto está en el rechazo al borrador del nuevo Estatuto Marco de Sanidad presentado por el Ministerio. Tras meses de espera, el texto llegó cargado de decepción: ignoraba por completo las demandas planteadas por la profesión médica y no reconocía su especificidad dentro del sistema sanitario.

Lo que los médicos reivindican es un Estatuto propio, adaptado a las características reales de su labor. Un marco normativo que no los confunda con administradores, técnicos u otros perfiles laborales, sino que entienda la singularidad del ejercicio médico y las responsabilidades que conlleva.

Por qué es imprescindible un Estatuto específico

Un Estatuto diferenciado no es un capricho: es una necesidad para garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario y la correcta atención a los pacientes. Permitirá:

• Introducir cambios organizativos que mejoren la calidad asistencial.
• Favorecer la captación y retención de talento joven, hoy en riesgo de fuga hacia otros países o sectores.
• Establecer condiciones laborales justas, que eviten la precariedad y la sobrecarga crónica.
• Reconocer la especial responsabilidad del médico, que toma decisiones críticas, gestiona vidas humanas y debe mantenerse en formación constante.

Mientras este marco no exista, la Sanidad seguirá apoyándose en la buena voluntad del profesional, más que en políticas eficaces.

El deterioro del sistema sanitario es evidente

Los médicos llevan años alertando del desgaste progresivo del sistema. Las consultas están sobresaturadas, las listas de espera se vuelven interminables, las agendas imposibles y la presión asistencial es constante.

Aun así, siguen atendiendo. Siguen escuchando. Siguen sosteniendo un sistema que se debilita cada día un poco más. Pero la vocación no puede utilizarse como excusa para justificar el inmovilismo político.

Por qué la movilización es legítima

El Colegio de Médicos de Málaga —como otros en España— respalda estas movilizaciones porque entiende que:

• Las reivindicaciones son justas y razonables.
• Representan el sentir mayoritario del colectivo.
• Constituyen un punto de inflexión que no puede aplazarse más.

En ningún caso se trata de un conflicto corporativista. Lo que está en juego es el modelo sanitario del futuro, y eso afecta directamente al conjunto de la ciudadanía.

No se busca confrontación, sino soluciones. Los médicos quieren dialogar, participar en la elaboración de un Estatuto que reconozca su realidad profesional y garantice un sistema sanitario sólido, eficaz y sostenible.

La huelga no es un acto contra los pacientes: es por ellos

Las personas que protestan no son empleados cualquiera. Son quienes estuvieron en primera línea durante la pandemia, quienes sostienen cada día la salud de millones de ciudadanos, quienes renuncian a tiempo personal para atender una consulta más.

Defender su trabajo es defender también la calidad de la atención que recibe la población. Un médico agotado, desbordado o precarizado no puede ofrecer la asistencia que la ciudadanía merece.

Conclusión: No quieren estar en la calle, quieren estar en sus consultas

Los médicos no desean hacer huelga. Prefieren estar donde siempre han querido estar: atendiendo a sus pacientes con dedicación, con profesionalidad y con humanidad.

Pero para que eso sea posible, necesitan condiciones estables y un marco legal que reconozca la realidad de su profesión.

Por eso se movilizan. Por eso levantan la voz. Porque defender la dignidad de los médicos es defender la Sanidad pública.