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Dick Teresi escribe en el Wall Street Journal que convertirse en un donante de órganos parece un acto noble, pero lo que los médicos no te dicen es que si no tienes el control, como al renovar su licencia de conducir, significa que usted está renunciando a su derecho al consentimiento informado, y por esa razón puede "sufrir" por ello, especialmente si le sucede al convertirse en una víctima de un traumatismo craneoencefálico. A pesar de que sólo representan el 1% de las muertes, las víctimas de un trauma en la cabeza se convierten en los mejores donantes de órganos probables. Los pacientes dictaminados con muerte cerebral por lo general tienen órganos sanos, mientras que los órganos de personas que mueren por insuficiencia cardíaca, de circulación (tráfico), o respiración, sus órganos se deterioran rápidamente. Pero aquí está la parte extraña. En al menos dos estudios antes de la determinación de la ley "muerte uniforme" de 1981, se encontraron que algunos pacientes con "muerte cerebral" estaban emitiendo ondas cerebrales, y al menos un médico ha reportado un caso de un paciente con trauma severo que comenzó a respirar de forma espontánea después de haber sido declarado con muerte cerebral.

El trasplante de órganos, partir de obtención de órganos para trasplantar --es [en EEUU] un negocio de $ 20 mil millones al año--, a los receptores de promedio se les cobra 750.000 dólares por un promedio de 3,3 órganos trasplantados donados por los donantes, es decir, más de $2 millones por cuerpo "Con el fin de estar muerto para enterrarle, pero vivo... lo suficiente como para ser un donante, debe estar irreversiblemente muerto cerebralmente hablando. Si es reversible, ya no estás muerto, usted es un paciente ", escribe David Crippen, MD Y una vez que empiece a jugar un poco con esta definición, está en una pendiente resbaladiza, y la pregunta entonces es: ¿Cómo de muerto desean los pacientes estar antes de empezar a donar sus órganos?.