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En lo profundo del Macizo Arabika, ubicado en Abjasia, una región separatista de Georgia respaldada por Rusia, se encuentra una de las maravillas naturales más fascinantes de la Tierra: la Cueva Voronya. Con una profundidad registrada de 2212 metros, pero se cree que podría ser varios miles de metros más profunda, es el punto más cercano al centro de la Tierra que se conoce. Su exploración ha requerido décadas de esfuerzo por parte de espeleólogos de todo el mundo, y aunque hasta la fecha se ha alcanzado esa profundidad, el verdadero límite de esta cueva sigue siendo un enigma.

Desde su descubrimiento en 1958, la cueva ha desafiado a generaciones de exploradores, quienes, mediante un esfuerzo constante y minucioso, han avanzado cada vez más hacia las entrañas del planeta. La Voronya, también conocida como Cueva Veryovkina, es parte de un sistema de cavernas en el Macizo Arabika que incluye algunas de las cuevas más profundas del planeta, todas formadas en terreno kárstico, una característica geológica que permite la disolución de la caliza y la formación de complejos sistemas subterráneos.

Una Historia de Descubrimiento

El descubrimiento de la Cueva Voronya tuvo lugar en la era soviética, en 1968, por un grupo de espeleólogos que en ese entonces solo lograron explorar hasta 115 metros de profundidad. Lo que no podían prever en aquel momento era que esta cueva ocultaba uno de los sistemas de cavernas más vastos del mundo.

Fue en 1983 cuando una expedición dirigida por Oleg Parfenov logró explorar un pozo dentro de la cueva que los condujo a una nueva rama. Esto permitió extender la profundidad conocida a 440 metros, lo que ya la convertía en un hito de la espeleología mundial. Sin embargo, las exploraciones más ambiciosas no llegarían sino hasta el siglo XXI, cuando las organizaciones Speleo Perovo y Speleoclub Perovo, de Moscú, tomaron las riendas de la misión de explorar sus recovecos más profundos.

La Carrera por Alcanzar Nuevas Profundidades

Las expediciones realizadas por estos equipos demostraron ser extremadamente peligrosas. A medida que los espeleólogos descendían, enfrentaban riesgos crecientes de derrumbes, inundaciones y la constante amenaza de agotamiento físico. A pesar de esto, en 2017, los espeleólogos alcanzaron una profundidad récord de 2,212 metros, una hazaña monumental en el mundo de la espeleología.

El recorrido hasta los puntos más profundos de la cueva es arduo y requiere una cuidadosa planificación. Los equipos deben establecer campamentos a lo largo de la cueva para poder pasar varios días explorando antes de emprender el regreso a la superficie, lo que implica una travesía de al menos una semana. Las temperaturas en el interior oscilan entre 4 y 7 grados Celsius, con una humedad constante del 100%, lo que convierte el entorno en un desafío tanto físico como psicológico. Además, el peligro de inundaciones es constante; un equipo de espeleólogos y fotógrafos de National Geographic apenas sobrevivió a una súbita crecida de agua dentro de la cueva en 2018.

La Ciencia en las Profundidades

Además de su asombrosa geología, la Cueva Voronya ofrece un tesoro de información para los científicos. Durante las exploraciones, los espeleólogos han recolectado muestras de microorganismos, camarones y escorpiones que podrían ser nuevas especies para la ciencia. Estos hallazgos biológicos tienen el potencial de ofrecer claves importantes para investigaciones en microbiología, con aplicaciones tan diversas como el desarrollo de nuevos antibióticos.

También se han encontrado fósiles en las rocas, que proporcionan una ventana a la historia geológica del área y ayudan a los investigadores a entender mejor cómo se formaron no solo las cuevas, sino también las montañas que las rodean.

Un Entorno Extremo y Peligroso

La profundidad de la Cueva Voronya implica un ambiente inhumano, con constantes amenazas para la vida de quienes se atreven a descender. Pavel Demidov, uno de los principales líderes de las expediciones rusas y pionero en alcanzar las mayores profundidades de la cueva, describió su exploración como un "vistazo al lado lejano de la Luna". Esta comparación refleja lo alienígena del entorno subterráneo, donde la oscuridad total y el silencio absoluto son perturbados solo por los sonidos de la actividad geológica y el goteo del agua.

Lamentablemente, la espeleología también es un deporte peligroso. En agosto de 2020, el mismo Pavel Demidov perdió la vida mientras exploraba una cueva diferente en la Cordillera de Arabika. El accidente, que ocurrió a 305 metros de profundidad, fue causado por un derrumbe de rocas. Este trágico suceso resalta los riesgos inherentes a la exploración de cuevas, pero también subraya la dedicación inquebrantable de los espeleólogos que continúan explorando lo desconocido.

Las Cuatro Cuevas Más Profundas del Mundo

La Cueva Voronya no está sola en su categoría. Tres de las otras cuevas más profundas del mundo también se encuentran en el Macizo Arabika: la Cueva Krubera-Voronja, con 2199 metros de profundidad; la Cueva Sarma, con 1830 metros; y la Cueva Snezhnaja, que alcanza los 1760 metros. La concentración de estas profundidades extremas en una sola área no es una coincidencia. La formación kárstica del terreno facilita la creación de vastos sistemas subterráneos, muchos de los cuales aún están por descubrir.

Los científicos estiman que podría haber decenas de miles de cuevas sin descubrir en el mundo, algunas de las cuales podrían superar en profundidad a la propia Voronya. Sin embargo, el límite de profundidad de una cueva está determinado por la capacidad del agua subterránea para infiltrarse en la roca antes de que la presión sea demasiado alta.

La Búsqueda de lo Desconocido

La exploración de la Cueva Voronya continúa. Cada nueva expedición trae consigo la posibilidad de encontrar nuevas conexiones, cavidades y tal vez incluso descender más allá de los 2212 metros registrados. Los científicos que exploran estas cavernas no solo están interesados en romper récords de profundidad, sino también en descubrir los secretos biológicos y geológicos que puedan estar ocultos en las profundidades de la Tierra.

El Pozo Súper Profundo de Kola, una perforación que alcanzó los 12.262 metros en la década de 1990, ha demostrado que el agua y otros elementos pueden circular a profundidades mucho mayores de lo que se pensaba. Esto sugiere que las cuevas podrían llegar a profundidades aún más extremas, un horizonte que solo el tiempo y la exploración podrán revelar.

La Cueva Voronya sigue siendo uno de los mayores misterios subterráneos del planeta. Con una profundidad de 2.212 metros y la posibilidad de que sea aún más profunda, es un símbolo de la persistencia y el coraje humano en la búsqueda de lo desconocido. Aunque su exploración ha cobrado vidas, el deseo de los espeleólogos por seguir descubriendo lo que se esconde en las profundidades del planeta parece inquebrantable, y cada nuevo avance abre la puerta a más descubrimientos, tanto científicos como geológicos.

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