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Ferris Jabr informa en la revista Outside que cada año, al menos 500 estadounidenses son alcanzados por un rayo. Aproximadamente el 90 por ciento de ellos sobrevivirá, pero los supervivientes instantáneamente sufrirán alteraciones, fundamentalmente en formas que todavía dejan a los científicos rascándose cabezas [Traducc.Automát]. Por ejemplo, Michael Utley fue un exitoso corredor de bolsa que a menudo iba a esquiar y hacer windsurf, todo antes de ser alcanzado por un rayo. Hoy, a los 62 años, vive gracias a los seguros de invalidez. "Ya no trabajo. No puedo trabajar. mi memoria se quedó "frita", y no tengo la energía como solía tener. Envejecí 30 años en un segundo. "El rayo también alteró dramáticamente la personalidad de Utley, que ha creado un sitio web dedicado a educar a la gente acerca de la prevención de lesiones de rayos [Traducc.Automát] y comenzó a hablar regularmente en escuelas y haciendo apariciones en los informes meteorológicos televisados.

Mary Ann Cooper, profesora emérita de la Universidad de Illinois en Chicago, es uno de los pocos médicos que han tratado de investigar cómo el rayo altera los circuitos del cerebro. Según Cooper, la evidencia sugiere que lesiones por rayos son, en su mayor parte, lesiones en el cerebro, el sistema nervioso y los músculos. Los rayos pueden devastar o destruir las células, pero también puede dejar un rastro de daños mucho más sutil [Traducc.Automát] y Cooper y otros investigadores especulan que los problemas crónicos son el resultado de un rayo desconectando circuitos internos únicos de cada individuo superviviente (PDF). "Aquellos que tratan de volver al trabajo a menudo encuentran que no pueden llevar a cabo sus funciones anteriores y después de unas semanas, cuando los compañeros de trabajo se cansan de 'cubrirles', o bien se le diagnóstica una discapacidad (si tienen suerte) o son despedidos ", escribe.