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Dirige el Grupo Hidrógeno de la UPNA, el primero que ha conseguido poner en marcha en España un motor de automóvil alimentado por hidrógeno y en presentar un coche, un Polo de Landaben, capaz de funcionar de forma autónoma tanto con hidrógeno como con gasolina. Pero más que por una pasión por la velocidad, por el automóvil o por la mecánica, su hoja de ruta hacia el coche de hidrógeno nace en una pasión por la física y por la energía, aunque sus otras pasiones también delatan algo de descubrimiento y riesgo. Es piloto de aviones ultraligeros, de vuelo sin y con motor, e indaga buceando en los fondos marinos y en los arrecifes donde todavía viven los corales. Entre memorias de una juventud de jugador de rugby y cinturón negro de kárate, no olvida al actual ministro de Educación, Ángel Gabilondo, "vestido con sotana cuando yo era alumno de los Corazonistas de Vitoria. Un magnífico profesor con la pedagogía del momento", afirma.

Explica que tras realizar la especialidad de ingeniería en energética y la tesis doctoral en temas sobre energía y automóvil "me interesaba investigar en este ámbito, pero en las grandes empresas la investigación la tienen en sus cuarteles de invierno y a las sucursales todo llega muy marcado, así que vi que en la universidad podía investigar".

Salvo excepciones, en España no prospera una figura habitual en Estados Unidos como es la del investigador universitario que crea patentes y se convierte en emprendedor.

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