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Por un polvoriento camino de West Orange, Nueva Jerey (EE.UU.), un auto eléctrico pasó cerca de unos transeúntes, quienes quedaron totalmente sorprendidos por lo espacioso que era su interior.

El auto se desplazaba al doble de la velocidad que los vehículos más convencionales, levantando el polvo de la calle que, tal vez, les hizo cosquillas en la nariz a los caballos que tiraban de los carruaje

Sobre la base del trabajo del inventor sueco Ernst Waldemar Jungner, quien patentó por primera vez una batería de níquel-hierro en 1899, Edison buscó refinarla para su uso en autos. El creador estadounidense afirmó que la batería de níquel-hierro era increíblemente resistente y podía cargarse dos veces más rápido que las baterías de plomo y ácido. Pero la batería de níquel-hierro tenía algunos problemas.

Desafortunadamente, para el momento en que Edison logró construir un prototipo más refinado, los vehículos eléctricos estaban desapareciendo y los autos propulsados por combustibles fósiles ganaban terreno, ya que podían recorrer distancias más largas en vez de tener que detenerse para recargar energía.

El trato de Edison con Ford Motors quedó inconcluso, aunque su batería continuó usándose en ciertos nichos como la señalización de ferrocarriles, donde su voluminoso tamaño no fue un obstáculo. Más de un siglo después, los ingenieros redescubrieron la batería de níquel-hierro como una especie de diamante en bruto. Ahora se la está estudiando como una respuesta al desafío permanente de generar energías renovables y complementar las fuentes de energía limpia como la eólica y la solar.

Electrólisis

Cuando la electricidad pasa a través de la batería mientras se recarga, sufre una reacción química que libera hidrógeno y oxígeno. El equipo reconoció que la reacción se asemeja a la utilizada para liberar hidrógeno del agua, conocida como electrólisis. Esta reacción de división del agua es una forma en que se produce hidrógeno para su uso como combustible y uno completamente limpio, siempre que la energía utilizada para impulsar la reacción sea de una fuente renovable. Si bien Mulder y su equipo sabían que los electrodos de la batería de níquel-hierro eran capaces de dividir el agua, se sorprendieron al ver que los electrodos comenzaron a tener un mayor almacenamiento de energía que antes de que se produjera el hidrógeno.

En otras palabras, se convirtió en una mejor batería cuando también se usó como electrolizador. También se asombraron al ver lo bien que los electrodos resistieron la electrólisis, que puede degradar excesivamente las baterías más tradicionales. «Escucharás argumentos sobre las baterías, por un lado y el hidrógeno, por el otro», dice Mulder.

Valor renovable

Sin embargo, el «battolyser» de níquel-hierro permanece estable cuando está completamente cargado, momento en el que puede pasar a producir hidrógeno. « son resistentes y pueden tolerar la carga insuficiente y la sobrecarga mejor que otras baterías», dice John Barton, investigador asociado de la Escuela de Ingeniería Mecánica, Eléctrica y de Fabricación de la Universidad de Loughborough en Reino Unido, que también investiga el «battolyser». «Con la producción de hidrógeno, el ‘battolyser’ agrega almacenamiento de energía de varios días e incluso entre estaciones» del año, añade. Los metales necesarios para fabricar la batería también son más comunes que, por ejemplo, el cobalto que se utiliza para crear baterías convencionales.

El «battolyser» podría ayudar a suavizar esas fluctuaciones. «Cuando los precios de la electricidad son altos, se puede descargar esta batería, pero cuando el precio de la electricidad es bajo, se puede cargar la batería y producir hidrógeno», opina Mulder. El «battolyser» no está solo en este aspecto. Mulder cree que el «battolyser» puede hacer lo mismo por menos dinero y por más tiempo gracias a la durabilidad del sistema.

Y aunque el hidrógeno es el producto directo del «battolyser», también se pueden generar otras sustancias útiles, como el amoníaco o el metanol, que suelen ser más fáciles de almacenar y transportar. «Con un ‘battolyser’ instalado, planta de amoníaco funcionaría de manera más constante y menos mano de obra, lo que reduciría los costos operativos y de mantenimiento», dice Hans Vrijenhoef, director ejecutivo de Proton Ventures, que invirtió en el «battolyser» de Mulder.

Escalando

En este momento, el «battolyser» más grande que existe es de 15 kW / 15 kW h y tiene suficiente capacidad de batería y almacenamiento de hidrógeno a largo plazo para alimentar 1,5 hogares. «El ‘battolyser’ se beneficiaría mucho de una mayor capacidad de potencia como batería o de una resistencia interna reducida», dice Barton. La resistencia interna es la oposición al flujo de corriente en una batería. Gran parte del potencial del «battolyser» estaba escondido a plena vista, desde que Thomas Edison comenzó a experimentar con su batería de níquel-hierro a principios del siglo XX.

Es posible que se haya equivocado al creer que su batería suplantaría a los otros vehículos en las calles. Pero la batería de níquel-hierro aún puede desempeñar un papel en la sustitución de los combustibles fósiles en general, al ayudar a acelerar la transición a las energías renovables.

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